Un año con SEP Digital
Se dice que el Paraguay es un
país tan fértil que basta poner un dedo en la tierra para que este brote. Algo
similar se puede decir en cuanto a las fuentes de inspiración que esta tierra mediterránea
ofrece al escritor nacional.
Dos contiendas internacionales,
varias dictaduras y numerosas revoluciones, han servido de inspiración a los
artistas y escritores que encontraron en estas una cantera inagotable para
crear sus obras. Personajes históricos convertidos en héroes o villanos, según
la tendencia política del autor, sirven de base para novelas, cuentos, teatro y
hasta cine.
La novela histórica tiene
una multiplicidad de estilos y temas. Probablemente esto se deba a la necesidad
de revalorizar los hechos históricos y el embrujo que estos ejercen sobre el
público en general.
Tanto los escritores clásicos
paraguayos, como Roa Bastos en “Yo el supremo”; Juan Bautista Rivarola Matto,
en “Diagonal de sangre”; Guido Rodríguez Alcalá, con “Caballero” y
Luís Hernáez con “Donde ladrón no llega”, entre otros, como algunos de los
que hemos surgido recientemente, sentimos la necesidad de bucear en las
profundidades de nuestra historia y hacerla conocer, incorporando a esta
realidad la ficción, el imaginario colectivo, a más del imaginario cultural
dando así como producto una creación literaria mas “digerible” y amena a los
ojos del lector común reacio a los tradicionales manuales y textos.
Del mismo modo que los escritores
anteriores que beben de la fuente de la historia para sus creaciones están los
que toman su inspiración de lo urbano. Entre estos podemos mencionar
a José Pérez Reyes con su obra “Clonsonante”. Simpático cuento donde el
personaje, Lucas Aguirre que es un teléfonodependiente, un día amanece sin voz
y sus palabras solamente pueden ser oídas a través de su aparato celular.
Mónica Busto con “Chico
Bizarro y las moscas” que puede calificarse como thriller tarantinesco
donde el personaje principal nos introducen al submundo de los antivalores
donde todo, hasta las cosas más inverosímiles tiene un precio, como cuando el
escritor Roa Bastos es supuestamente drogado para posteriormente ser alquilado
a un multimillonario mafioso, admirador del escritor, para cenar con él.
Otro ejemplo de la narrativa
urbana la encontramos en “Varadero, el burdel de Ña Cande” de
Victorio Suárez, en donde se narra un crimen ocurrido en un prostíbulo de los
arrabales portuarios de Asunción.
También la critica social, descripta
desde el punto de vista psicosociológico, está bien representada en “El
síndrome de Zavala” de Juan de Urraza.
Como en toda sociedad urbana
actual, la paraguaya, no escapa de la influencia de
la inmigración. Es en este punto en donde se debe citar la obra de la
escritora Susana Gertopan, quien con su sagaz pluma, en sus obras Barrio
Palestina, El otro exilio y, sobre todo, en El callejón oscuro,
pone en relieve las marcas y las señas de identidad de una minoría social (la
judía) compenetrada ya desde hace tiempo con Asunción, a la que dota de sus
propios sentidos míticos.
No puede escapar a este breve
puzzle de tendencias la narrativa erótica en donde encontramos los relatos
de Amanda Pedroso, entre ellos una obra de sutil nombre: “El diablo por un
agujero” o a su hermana Mabel Pedroso, quien en “Perversidad” y en “Las arrugas
de la Virgen”, ofrece cuentos marcados por lo macabro y las burlas del destino.
Siendo el Paraguay
bilingüe desde la época colonial, no es de extrañar que el bilingüismo
forme parte de la literatura paraguaya. Es así que desde la mezcla de lenguas,
sin subvertir la lógica lingüística de ninguna de ellas, utilizada por Emiliano
R. Fernández, pasando por las experiencias de Roa Bastos en Yo el Supremo y
Rubén Bareiro Saguier en su poemario A la víbora de la mar, los escritores
paraguayos han ideado estrategias para dar cabida en la literatura a la
realidad del bilingüismo como sello de identidad.
La novela “El Rubio”, de Domingo
Aguilera, es una muestra contemporánea del intento de llevar al texto narrativo
el jopará (una mezcla castellano guaraní).
“Kalaito Pombero” de Tadeo
Zarratea es, por otro lado, una novela escrita y pensada en Guaraní y traducida
al castellano.
El fenómeno transfronterizo
también tiene su influencia en la literatura escrita y entre sus representantes
podemos encontrar a Damián Cabrera, un joven residente en Ciudad del Este que
con su novela “Xirú” nos relata la realidad de la zona de la Triple
Frontera y la forma de hablar de los habitantes, utilizando en parte de su obra
una mixtura de guaraní, español y portugués.
Si este es un país tan fértil en
cuanto a temas y escritores, según lo expresado más arriba ¿Por qué para muchos
estudiosos y críticos literarios, entre ellos el peruano Luís Alberto Sánchez
quien en su obra “Historia de la literatura americana” dicen que el Paraguay es
toda una incógnita?
Algunas de las respuestas podrían
ser, la escasa visibilidad de los autores en los circuitos libreros de la
región debido a las dificultades de cruzar las barreras fronterizas, el bajo
número de ejemplares impresos por titulo (de 500 a 1000 ejemplares como
máximo debido a una cultura poco lectora y mucho menos estimulada) o el intenso
bombardeo por los medios de comunicación y la web de la literatura “global”
altamente publicitada.
Con este panorama, en febrero de
2014, la SEP decidió publicar a través de la web de Portal Guarani el número primicia de SEP
Digital.
Un año después, con 7 revistas
publicadas, con sus altos y bajos, pero con la satisfacción de estar cumpliendo
con la misión que nos propusimos al crear esta revista, hemos dado a conocer al
mundo los cuentos, relatos, poesías, obras teatrales y critica literaria de
varias obras nacionales de nuestros socios. Si bien 20.000 personas, a las que
se ha llegado en total hasta la fecha, no es un número significativo si contamos
los millones que habitamos el mundo, son 20.000 personas que tuvieron la
oportunidad de conocer los escritos de socios de la SEP de Asunción,
Encarnación, Coronel Oviedo y Concepción, corriendo de esta manera parte del manto
de invisibilidad que cubre a la literatura paraguaya.
Es cierto que el correr
totalmente este manto de invisibilidad es un proyecto muy ambicioso, sin
embargo, un rascacielos se construye desde el primer ladrillo y puedo asegurar
que desde la Comisión Directiva de la Sociedad de Escritores del Paraguay y
desde SEP Digital estamos trabajando y haremos todo lo posible para demostrar
que la literatura paraguaya no sólo existe, sino que goza de buena salud.
Alejandro Hernández y von Eckstein